Viene la decisión, viene una vez más, luego de toneladas de información, dimes y diretes como diría mi abuela… En un pueblo que está sentado en su conformismo. Hace tiempo achacábamos a nuestros padres su falta de actividad, comparándolos con nuestros abuelos que se vieron inmersos en la revolución. Voluntaria o involuntariamente les toco vivirla, les toco sentir la incertidumbre de batallas formales, de traiciones usuales, de que tenían que salir a la calle a empezar desde abajo y buscar algo que comer.
Ahora ya nos toca a nosotros dejar a un lado los achaques, ya tenemos la decisión en nuestras manos desde hace un par de lustros y no veo muy claramente que haya una convicción por actuar. Ya estamos demasiado inmersos en el sistema, y la preocupación ahora es por mantener al cachito de estatus que tenemos en lugar de pensar en un bien común que cada vez vemos más lejos de la “realidad” que vivimos.
Caudillos no lo remedian, revolucionarios ya no creen en la revolución, eruditos mejor se esconden, escritores…. Jeje, sólo escribimos.
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