Friday, December 22, 2006

Perdido en tus ojos...

Así de fácil me pierdo en tus ojos, como platicar en el camino y olvidar la ultima palabra que te dije… Y verte en la lejanía, sentirte en la distancia es vivirte en mi piel, olerte en mi ropa, saborearte en mi copa de tinto al anochecer…

Y no ansiar, no preocuparme por mañana, por que el tiempo a tu lado es presente y el ayer que me trajo a ti, es ya hoy, y el mañana hoy lo construimos mano con mano, tu y yo.

En la tranquilidad y con paz, darse, con libertad para entregarse …

Wednesday, December 13, 2006

No te quiero...

No te quiero, porque eso seria poco de lo que siento.
No te quiero, porque merecemos más que eso.
No te quiero, porque más que eso, yo se que puedo.

No te quiero, eso usa un tiempo que no es el nuestro.
No te quiero, eso cabe en un espacio y nosotros somos más que eso.
No te quiero, palabras, que mucho lucen, pero que cortas quedan.

No te quiero, porque ahí no acaba lo que siento.
No te quiero, porque la libertad esta primero...
y libres, tú y yo, así nos veo.

Tuesday, December 05, 2006

Olvido

El frío se colaba por la ventana, una mañana como otra más. Despertaba de nuevo, y lloraba. Un llanto seco, sin lágrimas, sentía dolor en su pecho. No era dolor que pudiera provocar cualquier arma mundana, era dolor del alma. Casi podía sentir como se desgarraba por dentro.

Casi podía ver los jirones de su espíritu estirándose al punto de casi reventar, como los tendones de un animal en la carretera, abriéndose a cada paso de un automóvil que lo pasa por las llantas una vez más.

Miraba escudriñando el horizonte por oriente, ansiando la salida del sol. Esperando que esta vez si fuera un nuevo amanecer, esperando que el calor recompusiera su alma amoratada y desgajada.

Y ahí estaba, nuevamente el sol se asomaba por detrás del perfil de la ciudad, anunciado por el ronroneo citadino y la oscura bruma de un progreso que no atinaba a enderezar el rumbo. Se volteó sonriendo, mirando al sol, pero el calor no llegaba, la luz no le quemaba, no era el dia.

Bajó la mirada y tomó su ajuar cotidiano, se cubrió con su saco, y salió a la calle, otra vez, con la sonrisa vacía, la mirada como cualquier otro dia, su ilusión empacada en algún bolsillo de su pantalón, queriendo encontrar su fin en ese nuevo dia… otra vez.

Y otra vez, sin mirar atrás, sin darse cuenta que su alma no iba con él. Otro dia a solas, aun sin el mismo. Detrás de él, en su casa, su alma, recobrándose del cerrón de puerta en plena cara, esperando su regreso para que, quizás al dia siguiente, ahora si, él quisiera que su espíritu realmente le acompañara a vivir.