Friday, August 14, 2009

Un retazo poetico...

Creyendo en lo que creía, viendo a través de la ventana aquella mañana sentía poder alcanzar las copas de los árboles. Pero sin falta su vista bajaba por los troncos y se volvía a depositar en el suelo. En la polvorienta acera que le llevaba día tras día a su cotidiano trabajo.

Sueño de cada día por soltar las amarras
Por convertirme en el marinero que mi sangre impulsa,
Hacerme amigo y cómplice del viento,
Contagiarme del salado aliento del mar.

O volar con las aves como tantos otros lo han soñado
Pero nadie lo ha logrado,
Yo volaría más allá del cielo, más allá de los nidos,
Cuanto más volara, más dentro de mí estaría

Cuando la mañana se esfume y me deje, estaré yo muy lejos,
Lo suficiente para poder ver a la muerte de frente y
ante su inevitable llegada tendría yo el tiempo,
los segundos necesarios para verle a los ojos y sonreír.

Cuando entonces el silencio me fuera cobijando,
Y la negrura pareciera cubrirme con la sombra eterna,
Convocaría al mar, mi amigo y;
Con mi último suspiro llamaría al viento para juntos,
Convencer a la muerte para que ella me acompañara a mí.

Thursday, August 06, 2009

El biplano

Así como cuando la ola del mar llega finalmente a la orilla. Uno contempla como ella lucha por subir por la arena, hasta que culmina su avance e inicia su regreso al gran océano, de donde nació.
Así, él mismo se dió cuenta claramente que estaba arribando a una nueva etapa. - “He buscado en muchos recovecos tratando de extender el último esfuerzo pero nada”. – pensaba para sí…

En este momento de mi andar, - continuaba - no me angustio, y menos porque me doy cuenta de lo que esta pasando, del por qué de esta “calima”, de esta calma. Estoy tranquilo, como cuando llego a la playa y contemplo las primeras olas, y siento las
primeras caricias del mar. Descubriendo que mi vida es así, como el océano. Una ola siempre será seguida de otra, la cual nunca será igual a la previa. Es la magia, es el saborcito que adereza cada paso…

Fue en ese momento que recordó en donde estaba… volteó por encima de su hombro, y le sonrió a su hijo que iba sentado en el asiento de atrás del ligero biplano. Le hizo la señal del pulgar arriba y le dijo: ¡Listo “calamaro”! Te toca volar a ti! Y el “calamaro” como así le solía decir, tomó control del avión y lo dirigió hacia el horizonte, iniciando la nueva aventura, aquella tarde de abril.